27 de agosto de 2007

Viajes por el scriptorium


La última novela de Paul Auster, publicada tras el atracón de energía positiva que supuso “Brooklyn follies”, devuelve al autor neoyorquino al territorio de la soledad y el desasosiego, que ya explorase en su “Trilogía de Nueva York” o en “La noche del oráculo”. Regresa Auster al personaje central decrépito, desorientado, y lo sitúa esta vez al borde de la extinción: aislado en una habitación sin salida aparente, asistido por personas a quienes apenas puede recordar, su memoria estragada no se sabe si por enfermedad o a causa del extraño tratamiento al que está siendo sometido. Sobre la mesa fotografías de sus visitantes y una pila de folios mecanografiados; contienen una historia de ficción que el protagonista se verá en la obligación de proseguir. En su cabeza, una legión de fantasmas agraviados que demandan justicia por los errores cometidos a lo largo de la vida del llamado, en ausencia de nombre auténtico, Mr. Blank.

Auster utiliza algún que otro fuego de artificio para mantener la atención del lector: el juego de las etiquetas que identifican el contenido de la habitación, como si quisiera anticipar el agravamiento de la pérdida de memoria de Mr. Blank; o la historia encerrada en los folios que, con su habilidad habitual, Auster convierte en círculo concéntrico de la narración principal. A medida que avanza la obra, el autor la transforma en ajuste de cuentas hacia sí mismo, en recopilación de personajes propios, en balance de una vida dedicada a ser todo un cuentista.

El relato principal con su angustiosa atmósfera y la no menos opresiva narración paralela conducen a un desenlace primoroso que deja al lector como sujeto del engaño del que se sabía víctima desde el inicio. La novela se plantea como un juego de espejos, y así se resuelve: el viaje por el scriptorium termina tal y como había empezado.
A Lozano

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Este libro de Auster está colocado en la guantera de las intenciones. Tu crítica clara y enigmática ha dejado abierta la puerta.
El despliegue de elegante transparencia -voz y edición- con una discreta pátina acuática en tono azulado, me ha producido una estimulante sensación se zambullida.
Buen arranque

Anónimo dijo...

A. te agradezco el esfuerzo, no sólo en lo que concierne a tu crítica ( de calidad literaria superior al objeto comercial relacionado con la literatura que ha sido objeto de ella) sino al esfuerzo que has tenido que llevar a cabo para terminar semejante bodrio.
Efectivamente, has acertado en cuanto a que me creí engañado al terminarlo, incluso en mi despreciada intuición inicial de que iba a serlo , sin embargo la naturaleza de mi engaño es diferente a la que tu refieres, he sido descaradamente estafado por un escritor que para mí ha dejado de serlo, para convertirse en un simple ``bestsellerista´´ que se ha dejado arrastrar por la estela de un premio para engrosar su monedero, ya se sabe, poderoso señor.....

Gracias a este ``bodrium´´ he sido finalmente exorcizado tras dos casi exitosos intentos como fueron La Noche del Oráculo y B. Follies ( no hubo éxito debido a que conservaban algunos coletazos de auténtico PA ),este viajecito sin biodramina ha sido el conjuro final, tras él he quedado protejido contra este autor vendido al stablisment .

Pero tranquilidad, no hay motivos para el suicidio, este año he tenido la suerte de descubrir a Robertson Davies que me ha ayudado a sobrellevar mi duelo por mi pasado Austeriano (RIP) .

Saludos cordiales y os recomiendo seguir la estela de R. Davies, gracias a Dios no le dieron el nobel y así no se echó a perder.

PD: KLA intenta repasar tu guantera de intenciones, la vida es corta y los libros son demasiados y no todos somos como mi admirado El Guerrouj ( JL ), este es una auténtica pérdida de tiempo, si quieres leer el mejor Auster no malgastes tu idem con este y sí con uno de los siguientes:
Leviatan
Palacio de la Luna
Libro de las ilusiones.
Mr Vértigo.
No se te ocurra leer la ciudad de las últimas cosas

Anónimo dijo...

Realmente Auster es un autor irregular. No son infrecuentes los parones en su carrera; parece tomar aire dando a la imprenta libros mediocres entre obras mayores. El mismo ha manifestado cierto cansancio y más interés por el cine que por la literatura. Se percibe una clara falta de ambición. Le ocurre a otros maestros (G Márquez, p.e.) Estos "Viajes..." suenan demasiado a auto homenaje para resultar interesantes. Y cuando un autor ha logrado cotas de excelencia como las que señala JMM, es mejor no caer en pecado de frikismo (aceptar el género sin condiciones).
Apoyo a JJM en su recomendación de Robertson Davies. Me gustaría saber cuanto de Davies hay en Auster.

"La guantera de las intenciones", ...notable expresión KLA.

Anónimo dijo...

¿Quién demonios es el tan mentado Davies? Perdonad mi supina ignorancia, pero no había oído hablar de él hasta la fecha. Se agradecería breve semblanza y bibliografía básica, aquí mismo o en entrada aparte.

Hablando de entradas (aparte), ¿alguien se atreve con un obituario de Fco. Umbral? Yo no, desde luego.

Anónimo dijo...

Consideraré refrigerar la guantera -esta vez de mis acciones- teniendo en cuenta el desarrollo de tu comentario, jmm.
Partiendo de mi propia experiencia con P.Auster, del cual he leído todo lo que figura nombrado, y coincidiendo con un regusto a impostura cuando terminé La Noche del Oráculo, añado algunes pespuntes.
A P. Auster le ha ocurrido lo que tan sutilmente R. Davies describe en "El quinto en discordia": alcanzar la hipnótica atmósfera del certero ilusionista y reposar confiado con las artimañas de un prestidigitador. El espectador-lector se siente burdamente engañado.
La crítica de -A- sobre este libro que yo ubicaba en un lugar con clara tendencia al "ajetreo", me ha estimulado a abrir la recámara volitiva y esperar un golpe de encuentro con la vieja magia.
Tu entrada ha venido a colocar un poco de esa ansiada discordia.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Sobre Umbral
(más allá de las esquinas y aristas de su carácter):
¿Por qué no ha habido un asiento en la Academia para D. Francisco (una de sus máximas aspiraciones) si se sientan en sus mohosas tribunas literatos del fuste y gloria de Juan Luis Cebrián, Antonio Mingote, Luis Maria Anson, Fernando Fernan Gómez....?
Yo tampoco me atrevo con el obituario, pero pocos adjetivadores neobarrocos como Umbral.

Saludos

Pablo Duque dijo...

Auster... Hace años leí EL PALACIO DE LA LUNA y hace menos tiempo NOCHE DEL ORÁCULO,THE BROOKLYN FOLLIES y TRILOGÍA DE NUEVA YORK. No he leído VIAJES POR EL SCRIPTORIUM. ¿Por qué? Cuando terminé el libro de la trilogía dije basta. Un basta a que tenga que aguantar que Auster haga siempre lo mismo: historias que comienzan siendo interesantes, con finales "de repente", ciertamente infantiles y poco inteligentes [¡todo lo que podía dar se día la historia de la NOCHE DEL ORÁCULO y en lo que se quedó!]. Y aunque soy más dado a la literatura por la litearatura y admiro a Auster en esa faceta, la historia en sí pierde potencia y esto hace que VIAJES POR EL SCRIPTORIUM pase a mejor vida y me dedique a leer otras cosas. Quién sabe... Quizá un día -por una lesión cerebral- vuelva a Auster...

Anónimo dijo...

Condenamos al Sr Auster al patíbulo. Sus libros harán pira para calentar a los burgueses desilusionados. Su cabeza se expondrá al escarnio público en el nicho de la verguenza. En ningún caso se consultará al oráculo para que este tribunal no se sienta intimidado por sus patrañas. Sus libros serán paseados en burro por las salitres llanuras de Utah, hasta que se encuentre el Palacio de la Luna. No tendrán descanso.
Firmamos la sentencia, irrevocable, en el scriptorium del interfecto.

Anónimo dijo...

¿Es que nadie va a rebatir la sentencia de este espúreo tribunal fascista y deicida?
¿Sr Auster? ¿Sr Lozano?